Los discursos individualistas de las marcas han acabado. La gran oferta de redes sociales y plataformas digitales surgidas en este siglo han empujado a las empresas al diálogo y al posicionamiento social. En este tiempo, los consumidores pueden hablar directamente con las marcas que consumen y obtener respuesta, convirtiendo la relación entre marca y consumidor en genuina y legítima.

Una web debe ser algo más que un escaparate. Debe convertirse en un puente entre tu negocio y tu público, en el que puedan encontrar contenido de valor y sientan que les apetece quedarse a conocer un poco más de ti.